No sé por qué… pero cada vez que estoy contigo, siento que encuentro respuestas a preguntas que ni siquiera sabía que tenía.
Por Ehab Soltan…… De (Limonero2)
Hoylunes –La cafetería estaba impregnada de ese aroma a café recién hecho que, de alguna manera, siempre le recordaba a ella. Malik se acomodó en su silla junto a la ventana, observando la calle húmeda tras la llovizna. Ciudad en movimiento, gente apresurada, autos salpicando charcos en el asfalto. Todo se sentía normal… hasta que llegó ella.
—¿Esperas a alguien? —preguntó Leyla, con una sonrisa que parecía iluminar incluso los días grises.
Malik levantó la vista y la vio, como si cada detalle de la ciudad se desvaneciera tras su silueta.
—Creo que sí —respondió él, medio en broma, medio en verdad.
Ella se sentó frente a él y se quitó el abrigo, dejando al descubierto ese suéter de lana azul que siempre llevaba cuando tenía algo importante que decir.
—¿Qué pasa? —preguntó él, inclinándose un poco hacia ella.
—No sé por qué… pero cada vez que estoy contigo, siento que encuentro respuestas a preguntas que ni siquiera sabía que tenía —confesó, jugando distraídamente con la cucharilla de su café.
Él sonrió, mirándola con ternura.
—Curioso… yo siento que, cuando estás cerca, todo lo que busco aparece de la nada.
Leyla lo miró, sosteniéndole la mirada un instante más de lo que la prudencia indicaba. Entre ellos, siempre había existido algo que nunca terminaban de definir. Una tensión silenciosa, un entendimiento mutuo que no necesitaba explicaciones.
—A veces tengo miedo de discutir contigo —dijo él, rompiendo el silencio.
—¿Por qué? —preguntó ella, arqueando una ceja.
—Porque siento que, si peleo contigo, perderé una parte de mí mismo.
Leyla dejó la cucharilla en el platillo y entrelazó sus dedos.
—Yo siento que, cuando no estamos juntos, me falta algo… No es solo tu presencia, es como si el aire que respiro no fuera el mismo.
Malik tomó su taza y la giró lentamente entre sus manos.
—¿Alguna vez has sentido que ves partes de ti reflejadas en otra persona?
—Todo el tiempo —susurró ella.
Él soltó una pequeña risa, pero había nostalgia en su tono.
—A veces veo mujeres en la calle, hermosas, diferentes… pero en todas hay algo tuyo. Un gesto, una mirada, una forma de hablar…
—Malik… —susurró ella, pero él continuó.
—Y no entiendo por qué. No debería ser así. Pero lo es. Y aunque me repito a mí mismo que debo seguir adelante, sigo viviendo tus problemas como si fueran míos, sigo encontrándome en tus palabras, en tu risa…
Ella bajó la mirada. Sabía de lo que hablaba. Lo sentía también.
—A veces creo que no soy una persona completa sin ti —admitió él finalmente.
Leyla alzó la vista y lo vio con una intensidad que lo dejó sin aliento.
—Yo también lo siento —murmuró.
El eco de un amor que, aunque nunca dicho en voz alta, siempre había estado ahí.
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